2. Sor Eusebia nació en Cantalpino (Salamanca), el 15 de Diciembre de 1899 y murió en olor de Santidad el 10 de Febrero de 1935, en Valverde del Camino.
3. Su familia era muy rica de fe, pero muy escasa de medios económicos. Agustín, el padre, hombre de gran bondad y dulzura, trabajaba en el campo, y su madre Juana Yenes atendía la casa con los cuatro hijos.
4. Cuando en el invierno el campo reposaba y el trabajo faltaba, el pan escaseaba.
5. Entonces el padre se veía obligado a pedir la caridad de otros pobres en los pueblos de la zona.
6. Algunas veces lo acompañaba la pequeña Eusebia, de apenas siete años, que, ignorante de lo que costaban esas humillaciones, disfrutaba con las caminatas por los senderos del campo y alegremente correteaba y saltaba junto a su padre, el cual le hacía admirar la belleza de la creación y la luminosidad del paisaje de Castilla, dándole catequesis.
7. Su primer encuentro con Jesús Eucaristía, a la edad de ocho años, le dio una sorprendente percepción del significado de pertenecer y de ofrecerse totalmente al Señor como don.
8. Muy pronto tuvo que dejar la escuela para ayudar a la familia y dio prueba de una madurez precoz al cuidar, a pesar de su poca edad, a niños de algunas familias del pueblo mientras sus padres iban a trabajar. A los doce años se trasladó a Salamanca, con su hermana mayor, y se puso a servir como niñera.
9. Los domingos por la tarde iba al oratorio festivo de las Hijas de María Auxiliadora; las religiosas la invitaron a ayudar a la comunidad.
10. Eusebia aceptó con mucho gusto y enseguida puso manos a la obra: ayudaba en la cocina, acarreaba la leña, colaboraba en la limpieza de la casa, tendía la ropa en el patio grande, iba a acompañar al grupo de las estudiantes a la escuela y hacía los mandados en la ciudad.
11. En su interior fue creciendo el deseo secreto de dedicarse totalmente al Señor. Pensaba: «Si cumplo con mis deberes, tendré contenta a la Virgen María y podré un día ser su hija». No se atrevía a pedirlo, por su pobreza no se creía merecedora de tal gracia, pues pensaba: «¡Es una comunidad tan grande!». La superiora visitadora, a la que reveló su deseo, la acogió con bondad de madre y decidió admitirla en nombre de la madre general.
12. El 5 de agosto de 1922 empezó el noviciado. Se alternaban horas de estudio, de oración y de trabajo, en unas jornadas que la llenaban de felicidad. Después de dos años, se consagró totalmente al Señor con los votos religiosos.
13. Fue destinada a la casa de Valverde del Camino. Las niñas del colegio y del oratorio, en el primer encuentro, quedaron desilusionadas. La nueva hermana tenía un aspecto insignificante, pequeña y pálida, con manos grandes y además un nombre feo.
14. A la mañana siguiente, la hermana Eusebia ya estaba en su lugar de trabajo, un trabajo variado: cocina, portería, ropería, cuidado del pequeño huerto y asistencia a las niñas del oratorio festivo. Era feliz de «estar en la casa del Señor por todos los días de su vida».
15. Pronto las niñas se fueron sintiendo atraídas por las narraciones de hechos misioneros, vidas de santos, episodios de la devoción mariana, o anécdotas de don Bosco, que la hermana Eusebia recordaba gracias a su gran memoria; además, sabía hacerlas atractivas por su convencimiento y su fe sencilla.
16. Fue en ese colegio donde esparció el aroma de su santidad y de su espíritu salesiano, como destacada hija de su fundador San Juan Bosco y de María Auxiliadora, siendo para todos y para todo, alegre, sencilla, humilde, servicial y muy dispuesta.
17. Aprovechaba todos los momentos libres del día para enseñar a las niñas de su querido colegio, todas las virtudes cristianas y sobre todo, que la verdadera sabiduría es la paz y unión con Dios. Aprovechaba también los domingos y días festivos, en los "oratorios", para enseñarles el Catecismo y hablarles del amor a la Santísima Virgen y a Nuestro Señor Jesucristo.
18. En ella destacaron siempre, entre otras, la devoción que sentía por las Santas Llagas de Nuestro Señor Jesucristo y el intenso amor a Jesús Sacramentado (pasaba largas horas ante el Sagrario haciendo compañía al Señor o, como ella le llamaba El Prisionero del Amor) y a la Virgen Santísima.
19. A principio de los años 30 comenzó una persecución a los cristianos de España. Sor Eusebia no dudó en llevar hasta el extremo su «disponibilidad». Se ofreció al Señor como víctima para la salvación de España, para la libertad de la religión.
20. Y Dios la aceptó como víctima. Durante varios años la acompaño una grave enfermedad Quien la visitaba sentía la fuerza moral y la luz de santidad que transmitían aquellos pobres miembros doloridos, dejando absolutamente intacta la lucidez del pensamiento, la delicadeza de los sentimientos y la amabilidad del trato. A las hermanas que la asistían les prometió: «Daré mis vueltecitas».
21. Murió serenamente en la madrugada del 10 de febrero de 1935. Sus restos mortales fueron visitados durante todo el día por la población de Valverde, que repetía: «Ha muerto una santa».
22. El Papa Juan Pablo II declaró a Sor Eusebia Venerable el 17 de Diciembre de 1996 y posteriormente, el 25 de Abril de 2004, la declaró Beata.
23. De todas formas, ya se considera desde hace mucho tiempo que Sor Eusebia es una Santa, por parte de sus miles de devotos en todo el mundo, y por supuesto, para sus queridísimos habitantes de Valverde del Camino, donde pasó sus años de vida religiosa en el Colegio de María Auxiliadora.
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44. Oración a Sor Eusebia Oh Dios, dador de todo bien, que otorgas tu sabiduría a los pequeños y humildes, te suplicamos quieras glorificar a tu humilde sierva Sor Eusebia, y concedernos por su intercesión, la gracia que te pedimos... (dígase la gracia que se desea obtener). Te suplicamos además, oh Dios Padre Nuestro, que siguiendo las huellas de esta heroica Hija de María Auxiliadora, muchas otras almas la imiten, sea en el mundo o en la vida consagrada, que tan amorosamente profesó en la estela fecunda de San Juan Bosco y María Mazzarello.